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  • Foto del escritorLourdes Sanz Moguel

¿Por qué dejo para mañana lo que puedo hacer hoy? El vicio de procrastinar

¿Cada año nuevo empiezas con una lista de propósitos que luego olvidas? ¿Cada domingo prometes que el lunes empezarás a ir al gimasio y comer sano? ¿Tus cajones están a reventar de papeles que luego vas a archivar? Puede ser que estés procrastinando. Te invitamos a conocer cuál es la postura del psicoanálisis sobre postergar y postergar y postergar una actividad


En la antigüedad



En tiempos antiguos la procrastinación podía ser vista incluso como un espacio de preparación y reflexión. En tiempos más recientes, en particular, a partir de la revolución industrial y hasta este momento, la procrastinación se visualiza como un problema que afecta la vida de las personas, particularmente en términos de la productividad laboral y el aprovechamiento del tiempo, ampliamente demandado en todos los espacios sociales.

Productividad en la escuela y en la oficina



En los ámbitos laborales y escolares, se realizan esfuerzos importantes para encontrar factores motivacionales que ayuden a las personas a superar este “hábito” por ejemplo aplicando técnicas enfocadas en develar expectativas de los participantes, de manera que éstas puedan ser consideradas y atendidas; técnicas para el desarrollo de equipos de trabajo efectivos; técnicas para despertar el interés y la valoración de la tarea o trabajo en cada participante; o bien para superar obstáculos de comunicación, estableciendo objetivos claros y roles precisos y complementarios; entre otros esfuerzos.  

Ciertamente las técnicas que consideran diversos aspectos motivacionales pueden ayudar a cambiar temporalmente el comportamiento de las personas, sin embargo, la procrastinación  tiene su raíz en lo más profundo de nuestro aparato psíquico.


¿Qué dice el psicoanálisis?



En términos psicoanalíticos podemos afirmar que la procrastinación no es un “hábito” o “costumbre” sino una decisión de la persona que procrastina, que no parte de su voluntad, sino que proviene desde un nivel inconsciente, es decir, no es que la persona se proponga procrastinar, sino que la acción concreta que procrastina, se liga a procesos psíquicos inconscientes.


En su artículo Inhibición, Síntoma y Angustia, Freud explica que la inhibición corresponde a una restricción del yo, y la renuncia a realizar determinadas acciones, para evitar conflictos (a nivel estructura psíquica interna). Podemos decir que cuando procrastinamos en realidad lo que estamos haciendo es inhibir una cierta acción, es decir, renunciamos a realizarla porque llevarla a cabo conduce a algo que identificamos como peligroso o doloroso, a nivel emocional.


Pongamos algunos ejemplos sencillos que faciliten la comprensión del significado de la procrastinación desde el punto de vista psicoanalítico. Una persona posterga el otorgar un testamento y señala como razones la falta de tiempo, los horarios reducidos de la notaría, el alto costo del mismo y la oportunidad de esperar a que sea el mes del testamento para que salga más barato, todas explicaciones válidas. Sin embargo, detrás del otorgamiento del testamento, para la persona en cuestión, se encuentra algo más.


En el ejemplo, la acción de otorgar un testamento es una preparación para la muerte, pues al otorgarlo, se asegura de que el día que muera, sus seres queridos no enfrentarán procesos legales complejos. Siendo éste, el significado del testamento, el realizarlo detona en la persona el miedo a morir. La procrastinación le protege la muerte.


Autosabotaje: soy mi peor enemigx



En muchos casos, la procrastinación está vinculada con una suerte de auto-bloqueo que nos hacemos a nosotros mismos y que nos impide alcanzar ciertos logros porque tales logros estén asociados a algo prohibido o a una pérdida.


Pongamos un ejemplo: Un pequeño, toma largo tiempo para la realización de las tareas escolares, su madre se esfuerza en acompañarle y explicarle y en muchas ocasiones acaba exasperada. La procrastinación en el chico busca mantener la presencia de su madre, su atención y asegurarle su cariño, incluso si el costo es un regaño. Concluir la tarea conduce a que su madre se ocupe en algo más, deje de prestarle atención y se aleje. En este ejemplo, el niño asocia la no finalización del trabajo con la presencia materna e incluso con el enojo materno, de la misma manera, la finalización y el éxito en la tarea, significa abandono, soledad, la vulnerabilidad o incluso el desamor. 


Esta asociación queda registrada a nivel inconsciente y al paso del tiempo, este hombre tenderá a procrastinar particularmente en el ámbito laboral, en especial si su jefe presenta reacciones semejantes a las que tenía su madre, si es exigente y muestra exasperación ante su tardanza o fracaso en alcanzar los resultados esperados. La procrastinación permite mantener la atención (el amor) del otro, manifestado en su presencia.


Procrastinar y controlar la agresividad



La procrastinación puede ser también una forma de dar salida a la agresividad, por ejemplo, una persona que constantemente olvida la verificación vehicular de su automóvil, enfrentando sanciones y multas, puede estar “actuando” su repudio a las autoridades de la Ciudad, infringiendo esta normatividad para dar salida a su agresión. El mecanismo permite “agredir” a la autoridad, sin provocarle realmente ningún daño y al mismo tiempo, recibir “el merecido castigo” por hacerlo.


Y entonces ¿qué hago?


Superar la procrastinación va más allá de disciplina o motivación, es necesario incursionar en el entramado psíquico a través de un proceso psicoanalítico, que facilite el  identificar las causas, inconscientes que nos conducen a ella.




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